Pantaleón se va, de Patxi Zubizarreta

Pantaleón se va, de Patxi Zubizarreta, es una novelita singular, que se adentra por el camino de la literatura sentimental (entiéndase como término descriptivo, no despectivo) dejando muchas cuestiones por el camino.

Así, ¿qué esperaríamos, de entrada y sin otro contexto, de la novela de un muñeco de nieve que se emperra en conocer el desierto? Por ejemplo, un relato de aventuras en el que el protagonista consigue su meta no sin sufrimiento, quizá con recursos técnicos de inventiva, quizá con magia o intervención sobrenatural de alguna clase, quizá con la colaboración del grupo. O por otra vía: un relato sobre la insistencia (y sus virtudes, creer en uno mismo, defender la propia ilusión) o la terquedad (y sus defectos).

Algo de ello hay, pero la historia obvia muchos de estos puntos, transita sobre todo por los caminos de la amistad y la generosidad y no se preocupa apenas de la verosimilitud de las soluciones, sino de las relaciones entre los personajes. No hay torpeza en ello, claro está, siendo como es una determinación de autor clara y meridiana; quizá haya algo de riesgo, que no sé medir; pero sobre todo, se dibuja con ello una voz propia, de acuarela antes que de fotografía, de pintura antes que de cine, con clara continuidad en El maravilloso viaje de Xía Tenzin, del que hablaré otro día.

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