El pasaje es doblemente curioso porque no refleja sin más el desconcierto del hombre (bastante verosímil, por otro lado), sino en concreto el desconcierto ante las mujeres imaginado en un hombre por una mujer, la autora, en un juego de enfoques sucesivos:
Brunetti miraba y escuchaba, asombrado de la facilidad con que las mujeres pueden demostrarse simpatía y confianza desde el primer momento de conocerse. Unidas por una común preocupación …, ellas dos hablaban como si se conocieran desde hacía años. No había entre ellas ni asomo de aquel abrasivo recelo con que se habían medido mutuamente él y la doctora. Ésta y Paola habían realizado una especie de evaluación instantánea y se habían sentido perfectamente satisfechas del resultado. Era un fenómeno que había observado muchas veces y que temía no llegar a comprender. Él tenía la misma facilidad para simpatizar con otro hombre, pero el proceso se detenía en una capa más superficial, no tenía tanto calado como esta intimidad instantánea de la que era testigo, que parecía llegar hasta un punto central y que, evidentemente, no había concluido, sino que sólo se había interrumpido hasta el siguiente encuentro.
- Donna Leon, Muerte en La Fenice,Seix Barral y Booket. Traducción de Ana M.ª de la Fuente.