Los libros vienen del hipermercado

Xavi Ayén comenta en La Vanguardia un fenómeno previsto hacía tiempo, que no hace sino crecer, pero solo ahora se ha confirmado de modo matemático: los hipermercados (Carrefour, Alcampo, Eroski…) son ya el segundo gran vendedor de libros de España, por detrás de la librería tradicional, pero ahora por delante de las cadenas (Fnac, Casa del Libro) o los grandes almacenes (El Corte Inglés).

¿Qué atención se presta en los distintos puntos de venta a los libros de editoriales interesantes, pero pequeñas? Es una pregunta importante, porque de su respuesta depende que en el futuro tengamos una oferta más amplia o más reducida. Y la segunda posibilidad es muy negra: una reducción en la oferta de libros diversos es una pérdida inmediata de libertad, que en lo social nos hace más manipulables y cierra con cadenas de producto (serie de televisión + libro + gadgets varios) el paso a las propuestas que no cuentan con apoyo mediático.

Por suerte, en los últimos años también han crecido las librerías especializadas; y es que no es lo mismo una librería-papelería, que una librería grande (y cuidada), o una librería especializada (del tamaño que sea). En la columna derecha hay enlaces a librerías especializadas en LIJ o que me han ido recomendando por la especial atención que le prestan.

3 Respuestas a “Los libros vienen del hipermercado

  1. Yo, salvo por una emergencia, me niego a comprar libros en los Carrefoures, Alcampos, Eroskis…
    No sé qué criterio seguirán a la hora de elegir qué libros van a vender… o sí lo sé: los que den dinero fácil y rápido, las novedades más rutilantes.
    Con su política, nos tenemos que olvidar de fondo de catálogo de editoriales, de los clásicos, de libros de editoriales modestas, de rarezas… Por no hablar de la preparación de los (perdón, iba a llamarlos libreros) encargados de la sección de Libros, que también lo suelen ser de la de Música, DVD y Videojuegos. ¡Qué profusión de conocimientos!
    En fin, que es a todas luces una pérdida, pero yo prefiero quedarme con los datos del último anuario de SM. No sé si es por tratarse de LIJ o porque se han tomado otros datos para el estudio, pero parece más esperanzador:

    Canales de comercialización de la LIJ
    – Librerías: 33,3%
    – Cadenas de librerías: 15,3%
    – Venta a crédito y por teléfono: 11,4%
    – Hipermercados: 9,5%
    – Empresas/instituciones: 9,2%
    – Correo + Club + Suscripción: 8,7%
    – Quioscos: 5,7%
    – Bibliotecas: 0,8%
    – Internet: 0,7%
    – Resto: 5,3%

  2. Hola, Jorge.

    Yo veo aspectos positivos y negativos. Quizá hay gente que compra libros en los híper pero nunca le apetece pasar expresamente por una librería, por ejemplo.

    Hasta ahora, sin embargo, la selección de libros y editoriales es deprimente, por todo lo que falta (infinidad de editoriales pequeñas, pero de enorme calidad) y lo que sobra (por ejemplo, ediciones infumables de clásicos, que los niños no pueden manejar por falta de notas sensatas o que reproducen ediciones caducas hace muchos años). Porque nadie sabe nada (no hay librero). Porque no se encargan libros (que yo sepa). Y porque vamos camino de libros de marca blanca, que quizá ocupen demasiado sitio (cuando en general, no hay más de un pasillo dedicado a los libros). Y porque si el trato que dan a las editoriales es el que daban a una juguetera en la que trabajé, hay para sudar.

    Pero quizá los híper se vayan poniendo las pilas. No son iguales los Pryca de hace veinte años que los híper de hoy. Dependerá de si la sociedad lo demanda. Y si no lo demanda… bueno, pues será como la tele.

    Tampoco soy pesimista en el sentido de que se va abriendo un doble circuito, de gran consumo (con apoyo de televisión, radio y hasta de los suplementos culturales) y de especialización (librerías y revistas especializadas, espacios de internet, tertulias y clubes de lectura sobre LIJ). Tengo la impresión, incluso, de que con el tiempo una de las mejores salidas será la edición personal: cada cual se edita lo que quiera y lo mueve en su rinconcito. No llegará a las multitudes, tampoco hace falta.

    Supongo que es un aspecto más de una sociedad que cambia muy deprisa. Aquí aún no hemos vivido el fenómeno de Amazon o B&N contra la pequeña librería, por ejemplo. Tal vez quiero no verlo demasiado negro, no lo sé. En cualquier caso yo, desde luego, prefiero la librería especializada, ya sea temática, o de librero/a eficaz.

    Un saludo cordial

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